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EVOLUCION DEL PRIMER AÑO

En unos meses, pasan de no decir una palabra a pronunciar "papá" y "mamá" ; de pasar todo el día en su corralito a dar sus primeros pasos; de coger objetos a colocar piezas una encima de otra. Ha aprendido muchísimas cosas en muy poco tiempo ¿Qué ha pasado?

Ha cumplido un año y se ha iniciado una nueva etapa llena de cambios y progresos tan sorprendentes como rápidos. De hecho, de los 12 a los 24 meses, el niño se encuentra en una de sus etapas evolutivas más fascinantes. Ya no se limita a defenderse en el medio en el que vive, ahora se siente seguro y cómodo en él.

  • Movilidad

En torno a los 12 meses, ya se pone de pie sin ayuda y es posible que de sus primeros pasos dentro de la cuna agarrándose a los barrotes. Un poco más tarde, entre los 12 y los 18 meses, la mayoría es capaz de caminar sin agarrarse a ningún apoyo, ni siquiera la mano de un adulto. Eso sí: es una marcha con ciertos tambaleos y algún que otro desequilibrio.

  • Lo mejor es dejar que lo intente tantas veces como quiera, vigilándole para que no se haga daño, pero dándole libertad para que practique su nueva conquista.

  • En pocos meses coordinará perfectamente sus pasos e, incluso, sin llegar a cumplir los dos años, podrá subir escalones, correr y quizá ya sepa cómo andar marcha atrás

Pero su desarrollo en movilidad y destreza va más allá de poder caminar. También empieza a manejar con habilidad sus manos, que hasta ahora solo le permitían coger objetos y soltarlos.

  • En torno al año, los pequeños hacen la pinza superior, que consiste en utilizar solo el pulgar y el dedo índice de su mano para coger cosas. Este es un marcador que indica que su inteligencia cognitiva se desarrolla bien.

  • Si han llegado hasta aquí, durante los próximos meses podrán hacer más cosas, como apilar objetos, meterlos dentro de un cubo, encajar piezas grandes en otras piezas, y hasta realizar puzzles sencillos.

Cómo ayudarle

  1. No hay que poner a caminar a un niño que no esté preparado para ello: forzarle no sirve de nada. Todos los pequeños (salvo que tengan algún problema) terminan andando, corriendo y saltando aunque no lo hagan a la misma edad.

  2. Lo que sí podemos hacer es abrirles nuestros brazos cuando veamos que esos pasos tambaleantes se dirigen hacia nosotros y aplaudir mucho cada progreso que hagan.

  3. También conviene que tengan objetos a su alcance para que puedan coger, manipular, tirar... ¡y destrozar!

 

Todos los parámetros que marcan la edad a la que el niño debería empezar a caminar, hablar y relacionarse son orientativos: que un niño apenas hable a los 18 meses no significa que tenga un problema, sobre todo si el resto de su desarrollo es normal.

Las cifras aisladas no significan nada, hay que ponerlas en un contexto. Y si los demás patrones educativos son normales, no hay de qué preocuparse.

Para la tranquilidad de los padres, se pueden comentar las inquietudes con el pediatra que, en caso de que observe algo anormal, podrá citarlos con un especialista para determinar si puede haber un problema.

  • Desarrollo social

A medida que se acercan a los dos años, se hacen más sociables. Se dan cuenta de que se divierten con los demás niños, y cuando van al parque empiezan a acercarse a otros pequeños y a jugar con ellos

En torno a los 24 meses, empiezan a desarrollar su imaginación de una forma mucho más compleja. Si antes repetían lo que veían (cuando su madre acunaba al hermanito, ellos acunaban a su muñeco), ahora pueden hacer representaciones mentales de los objetos o las personas que no están (si su muñeco se ha quedado en casa, acunarán a uno invisible).

 

Cómo ayudarle

El niño empezará a socializar cuando esté preparado, pero no está de más estimularle un poquito:

  1. Procurar que juegue con otros niños es un buen paso, siempre que no se le fuerce. Si no quiere hablar o jugar con otros, no hay que presionarle.

  2. La alternativa será que juegue con nosotros. Compartir ratos de ocio con mamá y papá facilita que se relacione con los demás.

 

Aunque a veces sea inevitable, no conviene fijarse en los progresos del hijo de una amiga o compararlo con sus compañeros de guardería o con sus propios hermanos:

  • Cada niño crece y alcanza metas a su ritmo, por lo que unos pueden desarrollar muy rápido su psicomotricidad pero avanzar más lentos en el lenguaje, o viceversa.

  • Presionar al pequeño para que logre lo mismo que sus compañeros a idéntica edad puede producir el efecto contrario.

  • Lenguaje

Hasta ahora su forma de comunicarse se limitaba a llorar cuando tenía hambre, sueño o incomodidad. Pero a partir los 12 meses, hará uno de los descubrimientos más prácticos: el lenguaje

  • Hacia los 10 meses, algunos niños ya son capaces de emitir monosílabos como "sí" o "no".

  • En torno al año comienzan a pronunciar palabras de dos sílabas y a utilizar vocabulario con un sentido, sabiendo lo que dicen (se llaman bisílabos referenciales).

  • Tras las primeras palabras vendrá la eclosión del lenguaje, que se da entre los 12 y los 36 meses. Los pequeños se convierten entonces en auténticos parlanchines.

  • De los 12 a los 18 meses practican con los bisílabos y a partir de entonces la mayoría ya es capaz de construir frases simples de dos palabras como "mamá" o "pan". Y si aún no saben pronunciar ciertos términos, utilizan otros recursos para referirse a ellos: señalar lo que quieren con el dedo es uno de los más usados.

Además, entienden mucho de lo que se les dice, bastante más de lo que son capaces de pronunciar.

 

Cómo ayudarle

  1. Hablarle mucho y procurando vocalizar. Es importante no imitarle y repetir correctamente las palabras que él pronuncia mal. "Tero tete", dirá. "¿Quieres el chupete?", le contestaremos.

  2. Está demostrado que la música potencia su desarrollo lingüístico, por lo que es bueno cantarle canciones sencillas para que pueda ir aprendiendo la letra.

  3. También le ayudará ver los videos infantiles educativos donde se repiten patrones de lenguaje.

  4. Los especialistas también creen muy efectivo ponerle en contacto con otros niños

 Aunque a esta edad, todavía no caminan por sí solos, lo normal es que se mantengan en pie sin apoyo. Si no son capaces, es posible que sufran un retraso motor que debería consultarse con el especialista sin demora.
Que un niño de un año no sepa hablar no tiene por qué indicar nada, pero si llega a los dos años sin pronunciar ni una sola palabra, ni siquiera monosílaba, y tampoco entiende órdenes sencillas, seguramente sí estemos hablando de un problema.
En cuanto a la socialización, es más difícil determinar cuándo es preocupante. En la mayoría de los casos, a un niño que no se relaciona lo único que le ocurre es que le falta estimulación.

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